sábado, 10 de marzo de 2018

Becqueriana / 129



Todas las historias conducen a una única historia. Una playa. Salitre en el aire. Una mujer camina descalza. A lo lejos la figura de un marinero que extiende las redes en la arena. La espera. Un bosque. El viento agita las copas de los árboles, la vegetación. Un hombre camina ensimismado, ausente. A lo lejos la imagen de una mujer que corta un ramillete de salvia y aspira en su mano el agreste aroma. Le aguarda. Dos luces blancas al atardecer. Siempre hay una historia que está a punto de empezar. El final de cada frase coincide con el inicio.