viernes, 19 de enero de 2018

Pablo García Baena


Una pluma del ave que se aleja en el cielo y entre las nubes parece que se pierde cuando hace tiempo ya que los ojos no la ven. La que planea las corrientes de aire y se posa con delicada mano sobre el barniz de la madera. Una elegía. El ángel que queda en el aire cuando el ángel se ha ido. La elegía, Pablo, a la que dedicaste la revista que cantaba con voces de alabastro. La elegía, Pablo, de los objetos que El Baúl salvaba. La elegía, Pablo, de versos que garabateabas en el cinematógrafo. Ángel, pluma: Elegía.