jueves, 23 de noviembre de 2017

Becqueriana / 121



Solo es eterno el instante, la hora, el día. La eternidad es una magnitud del tiempo, que únicamente en el tiempo es capaz prender, crecer, extenderse. No hay nada eterno que dure más de un instante. Son los instantes los que, revitalizándolo, convierten en eterno un sentimiento. Cada despertar reanuda lo que se ha convertido en eterno cuando se le entregan los instantes. El momento en el que se piensa. Las horas durante las que arde en el deseo. El día que cada día se dedica a mantener viva una emoción. Una cenefa en tinta dorada que no conoce final.