lunes, 19 de diciembre de 2016

«El sujeto boscoso» / Secuela 2 / Yo soy


Mi yo aprendió a ser mío en el tiovivo de la feria que instalaban cada año en un descampado del barrio. Cuando sonaba la sirena y se detenían, abandonaba la mano de mi madre y corría a elegir dónde ser yo sobre un artilugio del carrusel. Los caballos, que bajan y subían, nunca me interesaron. El camión de bomberos era atractivo, sí, pero demasiado disputado. Escogía siempre una especie de jeep destartalado que, si no iba yo, rodaba vacío, sin ningún chico al volante. Este fue mi primera contrariedad: ¿por qué aquello que prefería no le gustaba a nadie más?